martes, 20 de mayo de 2008

Desperté después de un sueño tranquilo. A esas horas de la mañana no era extraño el no verte, era la hora de ir a perseguir a las palomas. Me metí a la ducha entre tarareos de viejas canciones que sólo recordaba debajo de la regadera. Vestido con lo poco que quedaba disponible, fui a la cocina a comer algo. A lo lejos oí niños corriendo por la calle. Mientras bebía el cotidiano café matutino, encendí el televisor. Me impresionó mucho que la noticia del día fuera la inexistencia de jabón en los baños del aeropuerto. Dios, ahora tendríamos un conflicto internacional bastante sucio. Imaginé a una francesa cubriendo con perfume el inequívoco olor de la mierda en sus dedos. Seguramente los iraquíes, a la mitad de una emboscada, no dejaban de pensar en la solución a nuestro espumoso problema. Nota: incluir jabón de manos. Recuperado de mi sopor, probé resolver un crucigrama. El intento terminó en la 7 vertical: f. Mar. Estado del mar o del viento que constituye una amenaza para la navegación. Pensé en algunas; ninguna funcionó. Resignado a mi amnesia, o a mi ignorancia, lingüística, abandoné el barco. Pensé en las cosas que me faltaban para no dejar nada inconcluso. Hice 2 ó 3 llamadas. En la última me aconsejaron visitar a cierto personaje que me recibiría. Pedí un momento para buscar dónde escribir los datos. Vi la nota y me quedé perplejo. Anoté un nombre y una dirección a la que no di importancia y terminé la llamada en seguida. Lo siento mucho, de verdad, pero tengo que irme. Te quiero. Todo estaba intacto, no te habías llevado nada. No habías dejado nada tampoco.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Despuès de reir dos horas, quiero decirte que no te preocupes por las francesas. Mis primas estan acostumbradas a ponerse Chanel N.5 sin haber visto ni un bidet en sus vidas!