Meticulosamente, juntamos los documentos para el pasaporte. Luego, compramos docenas de guías y pasamos semanas eligiendo un destino. Cuando al fin lo decidimos, revisamos mapas, hoteles, trenes y lugares. Ni un solo detalle quedó fuera del programa. Hicimos cuentas exactas y un fondo de ahorro para el viaje, considerando la cantidad suficiente de dinero para que no faltara nada. El día que tuvimos los boletos fuimos felices; era la prueba física de todos nuestros esfuerzos. Compramos 2 mochilas idénticas, botas para caminar con comodidad, también la ropa según la época del año y todo lo que creímos necesario. Una semana antes, organizamos una reunión con amigos en una suerte de despedida. Tuvimos mil consejos; nada que no hubiéramos planeado nosotros. Las maletas estuvieron listas con muchos días de anticipación. Pasaría mucho tiempo antes que decidiera por fin sacar todo lo que tenían dentro.
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