martes, 12 de abril de 2011

Excento como no estoy de crisis, la de ahora es literaria. Eufemismo para decir que están todas en una. Es efecto, que no causa. He roto de un tirón una docena de páginas que no alcanzaban más que para dos frases, estás sí, sosteniéndose por sí solas. Dos semanas para dos frases. Hagamos caso a la chica de las cuentas: Si escribo una frase por semana y una cuartilla consta de cincuenta, entonces tenemos una cuartilla por año. En cien años, la soledad habrá vencido.
Lo más engañoso de todo, es el ojo del huracán. En el centro, no se sabe que está pasando al rededor. Todo es calma. Cuando el viento lo mueva, hemos de irnos con él, girando con el vértigo incesante que se lleva todo consigo. ¿A dónde habrá de lanzarnos?
En cruel venganza al abandono, he dejado este blog en una pausa que ha durado varios meses. Era una franca huída a lo que representa. Pero no se puede huir de aquello que siempre va contigo. Desarmemos en los minúsculos trozos del rompecabezas la historia que me falta. Por tu jodida culpa, Fanshawe, estoy de vuelta.

Tiempos Viejos, Gardel.

"¿Te acordás, hermano, la rubia Mireya,


que quité en lo de Hansen al loco Cepeda?

Casi me suicido una noche por ella

y hoy es una pobre mendiga harapienta

¿Te acordás, hermano, lo linda que era?

Se formaba rueda pa' verla bailar

Cuando por la calle la veo tan vieja

doy vuelta la cara y me pongo a llorar."