jueves, 4 de septiembre de 2008

Devoro aliento que ya no es tuyo. Me prendo de ti. No son mis manos las que te tocan, ni mi piel la que se reúne con la tuya. No voy a penetrarte solamente. Dejaré que tu cuerpo el camino marque, permitiré que no sea yo sino tú quien entre espasmos se queme por dentro. No seré yo, no basto, quien ha de darte el lujo de saberte viva. Voy a devorarte y no es suficiente, voy a quererte y no alcanzará para nada. Voy a hundir mi lengua entre tus muslos y mi saliva será la mínima porción que tu humedad provee. Voy a quererte llenar para completarme de nuevo, voy a andar sobre tu piel como la cima de una montaña que nadie alcanza. Recorreré tu ser como un desierto, buscaré de dónde beber el agua para no morirme. Vas a necesitarme, no porque sea yo, sino por las ganas  de sentir que alguno está en tu espera. Entregaré las armas y, sin embargo, volveré a tomarte como antes, sin certezas, sin miedo, sin ausencias. Y ahí vas a estar tú. queriendo querer que yo te quiera.