viernes, 26 de junio de 2009

Llueve. Mucho. El cielo brama imprecaciones para sí mismo y yo debajo recibiendo el despavorido bramido de un trueno y la luz que por un instante me ilumina. Mierda. Llueve tanto y faltan 2 calles para el bar más cercano. El agua se me escurre por la cara. No es tan malo. Camuflaje para llorar antes del primer trago y sin tener que dar explicaciones.