sábado, 27 de marzo de 2010

Arriba desde el fondo de las cosas, más allá del lugar o de la hora. Del punto exacto donde mana, nadie es capaz de asegurarlo. Hay quien afirma que la noche le es propicia, que del silencio la causa proviene. Mas yo sé que lo mismo a media noche a medio día, con lluvia torrencial o el sol a plomo, en medio de la paz de una habitación tranquila o al borde del delirio, rodeado por una multitud que aclama y pide a gritos que repitas el último discurso o en la penumbra de una calle solitaria, ha de llegar, súbita, aunque infalible, de nuevo la nostalgia.