lunes, 12 de mayo de 2008

Salimos y nos fuimos a su casa. Compramos lo que nos alcanzó para pasar la noche. Amablemente, nos hizo de cenar para seguir con la parranda luego. No son sólo colores mezclados ni imágenes precisas. Es siempre algo más. Por qué has elegido ese color, ese trazo. Hay siempre una razón, consciente o inconsciente. Es una búsqueda, en el mejor de los casos, un encuentro. Escucha a Morrison. Puedes notar como a cada nota va encontrándose. Se pierde sólo para encontrarse de nuevo. No importa si conoces el idioma en el que canta, te va jalando de todos modos, te va invadiendo el mundo que construye con su música. Siente cómo estás dentro del ambiente que crea, ya no eres un agente externo, un solo escucha. Eres parte de la música que te rodea, formas su creación, esa creación que fue antes de ti, que existió aun sin conocerte. Ahora que estás, tómala, también es tuya, también tu has contribuido a esos acordes. No son los mismos de la vez primera, son otros que suenan para nosotros ahora mismo. Y mira, estamos juntos, es cierto, en el mismo cuarto, escuchando la misma cosa, en el mismo lugar y tiempo, y no alcanza la coincidencia. Está sonando para ti en un sentido distinto al mío. Otras cosas te cuenta, otros mundos te construye, otras sensaciones distintas ha de crearte. Hay tormenta, sí, mas qué es la tormenta. Acaso el bramido del cielo, el aire girando, la lluvia incesante, las olas que se levantan implacables sobre los barcos. O es otra cosa. Y quién eres tú, tormenta, jinete o sólo un pobrecito que escucha. Para estar adentro tienes que ser jinete y tormenta a la vez o no serás nada. En qué piensas cuando pintas, chaval. Dejas que la obra te invada o sólo vas siguiendo las líneas de tu boceto infame. Si crees que eres tú quien guía al pincel no has entendido nada. No llegarás así muy lejos. Ah, ah, tormenta y jinetes en ella. Te das cuenta. Te das cuenta. Dentro de esta casa, dentro de este cuarto. Morrison. Tormenta. Jinetes. Casa. Cuarto. Mis palabras. Tu boceto infame. Todo dentro. Todo dentro. Aquí. Ahora mismo. Te das cuenta, pintorete, te das cuenta. No, no te das cuenta, no has entendido nada. Te has quedado sólo en el lenguaje que no entiendes, en las palabras que no conoces. Aunque las supieras, no sabrías nada. Piensas que el azul índigo de tu paleta es sólo azul índigo. Es tormenta, es jinetes, nuestra tormenta, nuestra tormenta. Truenos. Lluvia. En esta casa. En esta casa. Qué es esta casa, pintorete, son acaso las paredes, los muebles, nosotros en ella. O algo más. Quién eres tú. Morrison. Tormenta. Jinete. Azul índigo. Boceto infame. O algo más. O algo más. Y el otro. Y el otro. Dónde está el otro.

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