Pedazo de carne, huesos y saliva, no sé si soy el que digo o el que piensas. En la terraza del desengaño, se acercará pronto el que no esperas. Y si eres capaz de comprenderlo, entenderás que ante ti yo no he sido, ni verdad ni sueño ni mentira, sino la imagen del espejo que revela el reflejo de la imagen que es la tuya, un poema a fuerzas construido, un dios sin templo venerado, el personaje de una novela sin nombre, la evocación de una esperanza, el hecho de tu vientre entre mis manos.
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