martes, 10 de junio de 2008

Correcciones plagiarias

De un tal Sabina me he robado: "Ésta no es la embajada del reproche ni el vademécum de lo que perdí". Y no, esto no es la embajada del reproche; sí el vademécum de lo que perdí y seguiré perdiendo cada minuto que pasa. Sí, también escribo para matar las tardes aunque eso me haga andar, inevitablemente, en el sepelio de las decepciones. Decepción. Qué palabra tan horrible. No sé de quién habla peor, si del decepcionador que sin pudor alguno te hace pedazos, o del decepcionado por ser un cretino. He sido ambos, tal vez lo primero antes que lo segundo. Ahora que conozco los dos lados no prefiero ninguno. Y sin embargo...

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