miércoles, 19 de marzo de 2008


Son las 2 y 37. Dejo que el reloj avance. Mentira. Avanza solamente. Triste fortuna que amenaza simultánea el principio de algo y su final inevitable. A veces no quisiera tomar el hilo nunca para no alcanzar el otro extremo y, sin embargo, voy y persigo. Aún no empieza y ya auguro el desenlace. La única forma de evitarlo es no comenzar, dejar que no suceda. Mas el primer paso ya está dado y en vilo mi planta en el aire acaricia el segundo, hasta que el muro que sospecho detenga mi decurso. Aquella opción me es seductora en este instante, obcecada y famélica me ronda, me va buscando y de tanto acechar quizás me encuentre. Ya viene el sueño, por fin el sueño que otra vez me salva. Son las 3 y 27 y dejo que el reloj avance. Mentira. Avanza solamente.

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