sábado, 10 de septiembre de 2016

Cordura

Me pongo a escribir, casi con desgano, casi con miedo. Hace tanto que no lo hago. Me he acostumbrado a las palabras que no dicen nada pretendiendo todo. Me he acostumbrado a parecer sensato, sobreviviendo a mi locura. Y todo dicen: qué bien, qué a tono, cuánta elocuencia. Y yo me río. Qué me queda. En este mundo de ficciones, no parece haber otro remedio. Me levanto a las seis de la mañana. Me duermo puntualmente a las doce. No queda tiempo para nada. Ni para estar loco ni para ser un imbécil. Ese es el secreto de la cordura. Estar cuerdo de cansancio. Estar cansado de locura.

No hay comentarios: