miércoles, 25 de noviembre de 2009

Pausa Noctis

Las agujas anuncian el conticinio de la jornada de Marte y las volutas se esfuman acariciando un techo. El halo de lo intangible danza. La rigidez de los miembros se doblega y se postran esperando la llegada de la sumisión nocturna. En tanto, el orbe alcanza otra gradual quincena que de la siniestra proviene. No ha quedado más que el reiterado sonar del insecto que entre su verde universo se eleva para descender de nuevo cumpliendo la ley inevitable. Todo se ha cumplido ya como estaba predispuesto por las causas. Que no se engañe nadie. El hado es simplemente el cúmulo de verdades que han venido del origen y no de la fatua conflagración de los astros. La colecta de los que han aprehendido el minucioso arte de la glosa gira exigua en torno de ese facto irremediable en el ahora, mas no antes de que el fruto transgrediera su fuente. El péndulo y la campana revelan otra quincena de grados y a la tercera resucitan los engendros auscultados desde el hálito distante que hasta uno de mis cinco ha conducido. Arriba al fin el temporal claustro de mi dual conciencia y en pausa queda otro más de aquellos cinco.

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