domingo, 19 de julio de 2009

Las nubes

Salimos a fumar y ya no hablamos, el silencio lo era todo. No me dijo nada del hastío de su tarde ni yo del ataque terrible de tristeza que me embargaba por no sé qué diablos. En breves fumadas los cigarrillos se fueron acabando. Por el este el cielo estaba ennegrecido de nubes de tormenta.
- ¿Esas nubes van o vienen? – Preguntó.
- No lo sé, ojalá vayan, pero casi siempre vienen –sin decir más volvimos a entrar al sitio.

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